Estandares De Belleza Victorianos

 


Uno de los rasgos más valorados en la época victoriana era la piel pálida y sin imperfecciones. Se creía que una tez blanca reflejaba refinamiento y estatus social, ya que indicaba que la mujer no realizaba trabajos al aire libre. Para lograr este efecto, muchas mujeres recurrían a métodos peligrosos, como el uso de polvos faciales con plomo y arsénico, que podían causar graves problemas de salud.

Los ojos grandes y expresivos también eran un símbolo de belleza. Para conseguir este efecto, algunas mujeres usaban gotas de belladona, una sustancia que dilataba las pupilas pero que también podía causar problemas de visión e incluso ceguera.

El cabello largo y abundante era otro requisito esencial. Se valoraban los rizos naturales y los peinados elaborados, y las mujeres usaban aceites y tónicos para fortalecer su cabello. Sin embargo, algunas fórmulas contenían ingredientes dañinos que podían debilitarlo en lugar de mejorarlo.

Aunque la Reina Victoria desaprobaba el maquillaje, muchas mujeres lo usaban en secreto. Sin embargo, los productos cosméticos de la época contenían ingredientes tóxicos como plomo y mercurio. El maquillaje debía ser discreto y casi imperceptible, ya que un uso excesivo se asociaba con actrices y cortesanas, lo que reforzaba la idea de que una mujer respetable debía mantener una apariencia natural.

El maquillaje también estaba cargado de significado moral. Las mujeres que lo usaban de manera evidente eran consideradas vanidosas o incluso engañosas. En la literatura de la época, muchas heroínas eran descritas como naturalmente bellas, sin necesidad de maquillaje, lo que reforzaba la idea de que la verdadera feminidad radicaba en la modestia y la virtud.

A pesar de los riesgos conocidos, muchas mujeres seguían estas prácticas para encajar en los estándares sociales. La obsesión por la piel blanca llevó al uso de productos altamente tóxicos, como el amoníaco y el opio de hojas de lechuga, que podían causar graves problemas de salud.

Estos estándares de belleza reflejaban la presión social sobre las mujeres y la importancia de la apariencia en la época victoriana. La búsqueda de la perfección física no solo afectaba la salud de quienes intentaban alcanzarla, sino que también reforzaba normas de género que limitaban la libertad de expresión y la autonomía femenina.

Los estándares de belleza de la época victoriana fueron una combinación de elegancia y peligro. Aunque hoy en día los ideales han cambiado, la influencia de esta época sigue presente en la moda y la estética contemporánea. La historia de la belleza victoriana nos recuerda la importancia de cuestionar los estándares impuestos y valorar la diversidad en la expresión personal.





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