Caso Tragico por el uso del Maquillaje Tóxico

 


Quizas ya hemos escuchado muchos casos en el que el maquillaje en la epoca de antes era hecho de ciertos quimicos que tentaba con nuestra salud, e incluso actualmente hay cientos de productos de maquillaje que estan hecho de algunos de estos compuestos peligrosos sobre todo en el maquillaje que se considera a precio extremadamente economico, el precio nos puede resultar atractivo pero no tenemos la menor idea de que este maquillaje nos puede pasar la cuenta con el tiempo como el cancer de piel o incluso algunos problemas internos. Si bien dicen lo barato sale caro.


Hollywood, 1939. El set de El Mago de Oz estaba lleno de luces, decorados deslumbrantes y un aire de magia que prometía llevar a los espectadores más allá del arcoíris. Pero detrás de la fantasía, los actores enfrentaban desafíos que nadie imaginaba.

Buddy Ebsen, el primer elegido para interpretar al Hombre de Hojalata, se sentó en su camerino mientras le aplicaban el maquillaje plateado. La producción había decidido usar polvo de aluminio para lograr el efecto metálico, sin saber que aquel material sería su peor enemigo.

Los primeros días de rodaje fueron agotadores, pero Ebsen soportó la incomodidad con profesionalismo. Sin embargo, pronto comenzó a sentir un dolor en el pecho, una presión que le impedía respirar con normalidad. Su piel ardía, sus pulmones se debilitaban. En cuestión de días, fue hospitalizado con una insuficiencia respiratoria grave. La producción no esperó. Sin darle tiempo para recuperarse, lo reemplazaron por otro actor y modificaron el maquillaje, pero el daño ya estaba hecho.

Mientras tanto, Bert Lahr, el León Cobarde, sufría su propio tormento. Su traje, hecho de piel de león real, pesaba más de 40 kilos. Bajo las luces del set, el calor se volvía insoportable. Cada movimiento lo hacía sudar de manera excesiva, y aunque el traje se limpiaba a diario, el olor era insoportable.

Pero la historia más trágica era la de Judy Garland, la joven estrella que interpretaba a Dorothy. Desde el primer día, el estudio decidió que su imagen debía ser transformada. Le colocaron una peluca rubia, una nariz postiza y dientes modificados para que encajara en el ideal de belleza de la época. Además, la sometieron a una estricta dieta y le administraron medicamentos para mantener su energía durante las largas jornadas de rodaje.

A pesar de todo, Garland sonreía en cada escena, llevando a Dorothy por el camino de baldosas amarillas con una inocencia que ocultaba el peso de las exigencias del estudio.

Cuando la película finalmente se estrenó, el mundo quedó maravillado con la magia de Oz. Pero los actores que dieron vida a aquella historia nunca olvidaron el precio que pagaron por la fantasía.



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